31 oct 2012

Ruta 42



1 Negación

El sonido de la alarma a las 6 a.m. lo despertó de un sobresalto. Poco a poco su corazón acelerado se tranquilizó y distinguió que el bip bip no era el aviso de que alguien estaba por cruzar al otro lado, como había visto tantas veces el tiempo que estuvo en el hospital.

Estaba frente al edificio de paredes blancas y azules que llamaba escuela, sintiéndose bien. -¿Bien?- Se preguntó. La respuesta fue: Bien, estás bien Oscar, no le hagas al cuento. Durante todo ése día sintió miles de ojos clavados en cada uno de sus gestos y movimientos.

– ¡No entiendo porque tanto argüende! Sí, si estuvo bien feo, pero ya que lo superen-. Le dijo con voz autónoma a Manuel, su compañero de taller.

Cada vez contó un poco más corta la versión a quienes se atrevieron a preguntarle ya fuera por confianza, curiosidad o morbo. Su bolita de amigos se había juntado a hacer un trabajo en casa de Ana, se les hizo tarde y se subieron  al camión. Algo pasó y estaban atorados en las vías del tren, mucha gente intentaba salir mientras que otros gritaban, rezaban o lloraban. Llegaron muchos paramédicos, se desmayó y despertó en una cama lleno de tubos.

Los siguientes meses todos siguió más o menos normal. Entró de nuevo al club de ajedrez de la escuela no fue difícil, contando que solo eran 3 miembros, siguió sin entenderle a física y bueno pues se sintió “bien”.     

2   Ira

- ¡Córrale profe! Se están dando unos buenos atrás de las canchas.  

- Profe, vaya rápido porque uno ya trae mucha sangre. ¡Se están pegando bien feo!

Con la camisa llena de manchas de sangre y la mejilla que parecía una fruta magullada esperaba el castigo acompañado de sus papás.

- ¡Mira nada más como dejaste a Luis, Oscar! Va a necesitar puntos- Le dijo el director. El regaño no paso de ahí y únicamente lo suspendieron 2 días. 

Ésa fue la primera de varias peleas que Oscar tendría en los meses que faltaron para que terminara el año escolar, entre ellas hubo una con un profesor.

Oscar sentía que todo le molestaba, era como si siempre algo lo incomodara, como traer una piedrita en el zapato todos los mendigos días, y no poder sacarla.

3 Negociación

-¡Ay Oscar! Espérame tantito ¡no te enojes!- Le dijo Ana con ése tono del norte que tanto le gustaba. Él siguió caminando, ya no estaba enojado pero quería que sufriera un poco, porque en el fondo le dolió que no siempre lo tomara en cuenta. De repente se frenó, volteó y le plantó un beso fuerte en la boca. Los dos soltaron una carcajada.

Despertó sudando y con la boca seca, nunca había soñado con ella desde el accidente. Ojalá hubieran tenido chance de pasar más tiempo, darse un beso largo de esos que tanto les gustaban. A veces jugaban a besarse minutos y minutos y cuando abrían los ojos era como si volvieran de unas vacaciones. El ojalá y el hubiera comenzaron a llenar su cabeza todos los días y a todas horas.

 Tristeza

Se observó frente al espejo de pared que había en el baño. Ya llevaba unos meses en la universidad. El reflejo le regresó unos ojos en los que no pudo ver nada más que un vacío que lo llevaba cada vez más y más a un lugar donde la puerta de salida se veía menos y menos cerca.

Todos los días parecían lo mismo. No había conocido a casi nadie y estaba seguro que cuando decían “el zombie” se referían a él.

 Aceptación

Por alguna razón ese día decidió tomar la ruta 42, hacía más de un año que no lo tomaba. Mientras hacía el recorrido una marea de sensaciones lo fue inundando; el miedo de saber que el camión estaba parado justo frente a una maquina de vagones que venía hacía ellos y no tenía intención de frenar; y los vacíos de memoria que no había podido cubrir, era como si el guion de ésa historia, su historia, siempre le faltará una hoja. Pidió la parada y al bajar se sentó frente a un puesto de periódicos. No supo cuanto tiempo estuvo ahí, pero cuando regresó ya era un poco tarde y el sol comenzaba a ocultarse.

No sabía muy bien que pasaría, pensó un momento en Ana, y luego en Daniel, Paco y María en como ya no estaban y él sí. Tuvo la sensación de que algo grande lo estaba esperando si no por qué otra razón esperaba de nuevo la ruta 42. 


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