6 sept 2011

Todo en Buddha

Tengo hormigueo en manos y pies que según un artículo es signo de estres. Estoy dividida en áreas y mis neuronas procesan mucha información: la mayor parte del tiempo hablo de educación y enfoques de aprendizaje, competencias, personalizado, cooperativo; las noches la ocupan la criminología, patología, penal, civil, etiquetamiento social y pensar como transmitir esa información; y algunas horas escucho con atención flotante y señalizo en cuatro paredes.


Me digo: estoy cansada, pero entonces surgen planes y compañías que se disfrutan y digo sí al jueves, al viernes y al sábado. Y el domingo llega con su tranquilidad, melancolía, tristeza y sentido de fin que a veces lo tomo con gustito y otras no.


Y cuando siento más el hormigueo digo: basta! hagamos un alto y dejemos que todo fluya.


4 sept 2011

El loco estudiante de medicina, paramédico e hijo de sojeros

Lo había visto varias veces entrar a la pizzería, en una ocasión recuerdo que era ya muy tarde y entró sin playera, con una sonrisa de diente blancos y parejos pidiendo dos cervezas y no pude no notar un tatuaje de flores tipo surf que empezaba en el hueso que sobresalía de su cadera y subía hasta las costillas. Cuando le conté a María mentí y le dije que nunca antes me había fijado en él sólo era un cliente de vez en cuando, me daba vergüenza admitir que lo había visto antes y que había pensando en sentir su tatuaje.


Ése día fue 21 de diciembre y hacia mas de 30°. Salí a abrir más mesas y sillas porque siendo verano a las 10 de la noche la pizzería se empezaba a llenar. Antes había llorado en el baño porque él estaba siendo diagnosticado por un médico de la salud... Levanté la vista y vi que mi compañero me señalaba y algo te decía, sonreí timidamente y más tarde me dijiste que pudiste ver el brillo inconfundible después de llorar en mis ojos.


Pasaron las horas, ordenes tomadas con sonrisa falsa, coqueteos estúpidos de los clientes y propinas mal dadas. Al llegar la hora de irme no quería encontrarme con una casa sola así que la invitación fue perfecta, una reunión en el departamento de ése chico que venía a comprar cerveza sin camisa. Entré al departamento había olor a cerveza y marihuana y varios chicos y chicas. No me apeteció fumar y en lugar de cerveza me ofreciste privilengiándome un poco de fernet.


Tu amigo se me acercó pero tú y yo ya habíamos empezado el juego de miradas. Era tu departamento y por eso te movías con tanta seguridad no había duda que eras el dueño de ahí y eso me calentó. Después de un par de horas te acercaste y empezamos a hablar de ti, de mi, de méxico, de argentina, de tu universidad, de mis lágrimas.


A las seis ya estaba claro, hacia sol y subía el calor que seguro alcanzo ese dia los 38°. Sólo quedamos tú y yo y te acercaste mientras cerré los ojos porque hacia más de 24 horas que no dormía. Fue un beso intenso, salvaje y largo en un momento sentí tus labios, tu lengua y saboree tu saliva. Sabor a cigarro, cerveza, fernet y ganas, sobre todo ganas. Pensé que sensación más extraña besar a otra persona que no sea él... Toqué tu piel y tu tatuaje entonces sí que el pensamiento se había convertido en acción. Me ofreciste quedarme, dormir y un baño pero dije no.


No estaba lista para dejar ir todo lo otro... así que subí a un taxi y llegué a dormir 3 horas antes de volver al mundo del hospital, los medicamentos, el psiquiatra, sus idas y desplantes.